miércoles, 12 de febrero de 2014

Ética mundial

En nuestra opinión personal, creemos que la existencia de la ética mundial supondría  conciliar las distintas creencias que aporta cada religión y esto es realmente difícil ya que en ciertos casos son total o parcialmente opuestas, por lo que alcanzarla sería prácticamente imposible. Aunque también pensamos que lo correcto y adecuado sería que si se alcanzara porque supondría una mejora por parte de toda la humanidad.
Las condiciones básicas para que se dé una ética mundial se podrían resumir en el hecho de que todo ser humano reciba un trato humano simplemente por el mero hecho de serlo.
Puesto que ninguno somos seres perfectos, todos tenemos defectos, deficiencias y límites en nuestras manos está  el cambiar, mejorar para así evolucionar como persona  y con ello favorecer a que la sociedad también lo haga. Esta labor nos la debemos tomar como un compromiso ético o religioso propio, es decir, a nivel personal.
Dicho cambio lo podemos llevar a cabo mediante la religión puesto que a pesar de que esta no pueda resolver los problemas políticos, sociales, económicos, etc... Si puede cambiar interiormente a las personas, tanto en la mete como en el corazón, logrando unos resultados satisfactoriamente positivos. Este hecho se definiría como la conversión de la persona causando en ella una nueva actitud, que se aleja del mal.
La humanidad necesita una serie de transformaciones sociales, políticas pero principalmente está necesitada de una renovación espiritual urgente ya que esta proporcionara a los hombres de una confianza básica, un horizonte vital, unos criterios estables y una patria espiritual. Y de ello se encarga la religión, para eso es plenamente consciente de que primero debe eliminar cualquier tipo de conflicto que cause la variedad de creencias entre ellas por que producen arrogancia, desconfianza, etc.
Todos tenemos conocimiento de que a pesar del desarrollo que a logrado el ser humano a lo largo de la historia aún existen seres humanos que siguen recibiendo un trato inhumano puesto que se les priva de las condiciones vitales, se les arrebata la libertad, se pisotean sus derechos humanos, se desprecia su dignidad humana. Ante esto la religión nos indica que basándonos en nuestras convicciones éticas y religiosas no debemos mirar hacia otro lado, hacer como si no pasara nada que sería lo mismo que quedarse callado ante tal situación, sino que al contrario nos anima a reflexionar y nos apoya que hagamos lo posible dentro de nuestras capacidad para acabar con esta injusticia. Porque sabemos que todo ser humano sin distinción de sexo, raza, clase, color de piel, capacidad intelectual o física, lengua, religión, ideas políticas, nacionalidad o extracción social, tiene una dignidad que es inviolable e inalienable por nada ni nadie.
Su principal propósito es alcanzar una serie de normas que sean inamovibles y absolutas de acuerdo con el bien de la humanidad. Unas normas que sirvan a las personas de ayuda y apoyo en el camino hacia el reencuentro con una directriz vital, unos valores vitales, una actitud vital y un sentido vital. Por supuesto que todas estas se pongan en la práctica para que sus resultados también se vean reflejados en la práctica.
Esta tiene como regla de Oro el no hacer a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Dicha regla es incondicionada, absoluta en todos los aspectos de la vida, en la familia y comunidades, para toda la variedad de razas, naciones y religiones. Como resultado de esta regla se producen cuatro principios que podemos encontrar en la gran variedad de religiones que existen en el mundo.

Todas las religiones podrían aportar mucho a la formación de la ética mundial pero la selección de dichas aportaciones debería ser bajo el interés bien común de la humanidad para asegurarse de que ninguna causa daños a alguna persona. Puesto que si esto sucediera no se estaría llevando a cabo por el camino correcto y por tanto no se estarían alcanzando los propósitos indicados.

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