martes, 11 de febrero de 2014

El concepto de dignidad, desde el punto de vista religioso, viene de la palabra “parentesco”, uniendo el hombre a Dios, ya que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. El hombre tiene unas cualidades que le fueron atribuidas por Dios, como el pensamiento, el lenguaje, etc., por las que puede demostrar su superioridad sobre los demás seres. Dios le otorgó sólo al hombre las capacidades más nobles.
Desde el punto de vista secular, la dignidad humana deriva de la naturaleza humana, pero no tiene origen divino. El hombre es un fin en sí mismo y no debe tratarse como un medio, por eso se establecen los derechos humanos. La dignidad humana tiene un alcance vertical debido a la superioridad del ser humano respecto de los animales, pero también horizontal ya que los seres humanos son iguales sea cual sea su rango en la sociedad.
Las dos teorías otorgan un valor absoluto al ser humano. La dignidad es un valor intrínseco e insustituible. El hombre es digno por su condición, independientemente de su posición social u origen y no es necesario que demuestre su excelencia ante los  demás para que le reconozcan este valor.
En la práctica esto no es realmente así, ya que hay situaciones a nuestro alrededor donde se vulnera la dignidad del ser humano.
Aunque haya desigualdades entre los individuos, esto no implica un tratamiento desigual entre las personas. Todos merecemos un respeto por el hecho de ser humanos. Las diferencias raciales, físicas o culturales no son motivo para tratar a nadie de forma diferente, sino que todos somos iguales en dignidad.

*La dignidad del hombre requiere que obre según su libre elección, sin ninguna coacción externa”.  Pablo VI

*Es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo”.  Abraham Lincoln
La dignidad humana es un derecho fundamental, inherente al ser humano, inviolable, porque es un ser racional, inteligente y que posee libertad.
Todos los seres humanos pueden mejorar su vida ejerciendo la libertad y tomando sus propias decisiones.
La dignidad se basa en el respeto que la persona tiene de sí misma y merece lo mismo por parte de los demás, igual que cada uno debemos de tratar a los demás con el mismo respeto. Todos merecemos respeto sin importar cómo somos, ni de dónde venimos. Una persona que no se respeta a sí misma, no respetará a los demás.
Se merece el mismo respeto un niño que una persona mayor, o a un enfermo que a un sano.
La educación bien dirigida respetará la dignidad de las personas. Debemos aceptar las diferencias de cada persona y aceptarnos como somos teniendo en cuenta la dignidad de la otra persona y ser amable en el trato y hacerlo con respeto.
Todos nacemos iguales y con los mismos derechos en la vida, y cuando no defendemos nuestros derechos, perdemos la dignidad.




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